Encontramos en todas las piezas un elemento común, la reiterada presencia de una línea. Una línea recta, artificial, que aparece pintada en la superficie de las esculturas en claro contraste con las formas orgánicas de las naturalezas que invade. Una línea que ajena a los obstáculos que tiene por delante, avanza de manera perseverante en pos de un orden que altere el caos que subyace en estas piezas.

Este elemento es al fin y al cabo una manifestación de que el ser humano ha pasado por allí y ha dejado su huella. El ser humano se propone la absurda tarea de modelar la naturaleza a su antojo: corta, fragmenta y geometriza a su gusto. Y en este caso discurre una línea artificial en medio de todo ese caos que percibe, para así poder hacer más comprensible la realidad. Ajeno e inconsciente, olvida que la naturaleza ya posee su propio orden. Esa línea, presente en todas las obras, personifica ese intento de hacer más comprensible la realidad.

Para quién ha seguido de cerca el trabajo de la artista podrá ver que en esta muestra dialogan las piezas en hierro (un material muy habitual en el trabajo de esta artista) junto con las piezas en papel, que suponen un nuevo punto en el empleo de los materiales escultóricos en su obra. Esta exposición individual es una buena oportunidad de volver a ver el trabajo de esta escultora en su ciudad de origen. Cristina Almodóvar para quien: “la naturaleza siempre está presente y es referente constante en mi trabajo” como ella misma define; nos guía a revisitar la naturaleza desde diferentes perspectivas, obligándonos a mirar siempre desde un prisma nuevo.

En un momento tan caótico como el que estamos viviendo, la obra de Almodóvar nos hace cuestionarnos el alcance de la acción del ser humano sobre la naturaleza, y hasta donde llegan las consecuencias que estamos experimentando en el momento actual.